José Rizal Mercado y Alonso

 

A La Juventud Filipina

 

Alza su tersa frente,

Juventud Filipina, en este día!

Luce resplandeciente

Tu rica gallardía,

Bella esperanza de la Patria Mía!

 

Vuela, genio grandioso,

Y les infunde noble pensamiento,

Que lance vigoroso,

Más rápido que el viento,

Su mente virgen al glorioso asiento.

 

Baja con la luz grata

De las artes y ciencias a la arena,

Juventud, y desata

La pesada cadena

Que tu genio poético encadena.

 

Ve que en la ardiente zona

Do moraron las sombras, el hispano

Esplendente corona,

Con pía sabia mano,

Ofrece al hijo de este suelo indiano.

 

Tú, que buscando subes,

En alas de tu rica fantasía,

Del Olimpo en las nubes

Tiernísima poesía

Más sabrosa que néctar y ambrosía

 

Tú, de celeste acento,

Melodioso rival Filomena,

Que en variado concento

En la noche serena

Disipas del mortal la amarga pena.

 

Tú que la pena dura

Animas al impulso de tu mente,

Y la memoria pura

Del genio refulgente

Eternizas con genio prepotente.

 

Y tú, que el vario encanto

De Febo, amado del divino Apeles,

Y de natura el manto

Con mágicos pinceles

Trasladar al sencillo lienzo sueles.

 

Corred! que sacra llama

Del genio el lauro coronar espera,

Esparciendo la Fama

Con trompa pregonera

El nombre del mortal por la ancha espera.

 

Día, día feliz,

Filipinas gentil, para tu suelo!

Al Potente bendice

Que con amante anhelo

La ventura te envía y el consuelo.

 

 

Mi Ultimo Adiós

 

Adiós, Patria adorada, región del sol querida,

Perla del Mar de Oriente, nuestra perdido Edén!

A darte voy alegre la triste mustia vida,

Y fuera mas brillante, mas fresca, mas florida,

También por ti la diera, la diera por tu bien.

 

En campos de batalla, luchando con delirio

Otros te dan sus vidas sin dudas, sin pesar;

El sitio nada importa, ciprés, laurel o lirio,

Cadalso o campo abierto, combate o cruel martirio,

Lo mismo es si lo piden La Patria y el hogar.

 

Yo muero cuando veo que el cielo se colora

Y al fin anuncia el día tras lóbrego capuz;

Si grana necesitas para teñir tu aurora,

Vierte la sangre mía, derrámala en buen hora

Y dórela un reflejo de su naciente luz

 

Mis sueños cuando apenas muchacho adolescente,

Mis sueños cuando joven ya lleno de vigor,

Fueron el verte un día, joya del Mar de Oriente

Secos los negros ojos, alta la tersa frente,

Sin ceno, sin arrugas, sin mancha de rubor.

 

Ensueño de mi vida, mi ardiente vivo anhelo,

¡Salud te grita el alma que pronto va a partir!

¡Salud! ah, que es hermoso caer por darte vuelo,

Morir por darte vida, morir bajo tu cielo,

Y en tu encantada tierra la eternidad dormir.

 

Si sobre mi sepulcro vieres brotar un día

Entre la espesa hierba sencilla, humilde flor,

Acércala a tus labios y besa el alma mía,

Y sienta yo en mi frente bajo la tumba fría

De tu ternura el soplo, de tu halito el calor.

 

Deja la luna verme con luz tranquila y suave;

Deja que el alba envíe su resplandor fugaz,

Deja gemir al viento con su murmullo grave,

Y si desciende y posa sobre mi cruz un ave

Deja que el ave entone su cántico de paz.

 

Deja que el sol ardiendo las lluvias evapore

Y al cielo tornen puras con mi clamor en pos,

Deja que un ser amigo mi fin temprano llore

Y en las serenas tardes cuando por mi alguien ore

Ora también, Oh Patria, por mi descanso a Dios!

 

Ora por todos cuantos murieron sin ventura,

Por cuantos padecieron tormentos sin igual,

Por nuestros pobres madres que gimen su amargura;

Por huérfanos y viudas, por presos en tortura

Y ora por ti que veas tu redención final.

 

Y cuando en noche oscura se envuelva el cementerio

Y solos solo muertos quedan velando allí

No turbes su reposo, no turbes el misterio

Tal vez acordes oigas de citara o salterio,

Soy yo, querida Patria, yo que te canto a ti.

 

Y cuando ya mi tumba de todos olvidada

No tenga cruz ni piedra que marquen su lugar,

Deja que la are el hombre, la esparza con la azada,

Y mis cenizas antes que vuelvan a nada,

El polvo de tu alfombra que vayan a formar.

 

Entonces nada importa me pongas en olvido,

Tu atmósfera, tu espacio, tus valles cruzaré,

Vibrante y limpia nota seré para tu oído,

Aroma, luz, colores, rumor, canto, gemido

Constante repitiendo la esencia de mi fe.

 

Mi Patria idolatrada, dolor de mis dolores,

Querida Filipinas, oye el postrer adios.

Ahí, te dejo todo, mis padres, mis amores.

Voy donde no hay esclavos, verdugos ni opresores,

Donde la fe no mata, donde el que reina es Dios.

 

Adiós, padres y hermanos, trozos del alma mía;

Amigos de la infancia en el perdido hogar,

Dad gracias que descanso del fatigoso día.

¡Adiós, dulce extranjera, mi amiga, mi alegría!

Adiós, queridos seres. Morir es descansar.

 

 

 

Canto Del Viajero

 

Hoja seca que cuela indecisa

Y arrebata violente turbión,

Así vive en la tierra el viajero,

Sin norte, sin alma, sin patria ni amor.

 

Busca ansioso doquiera la dicha

Y la dicha se aleja fugaz:

Vana sombra que burla su anhelo! ...

Por ella el viajero se lanza a la mar!

 

Impelido por mano invisible

Vagara confín en confín;

Los recuerdos le harán compañía

De seres queridos, de un día feliz.

 

Una tumba quizás en el desierto

Hallara, dulce asilo de paz,

De su patria y del mundo olvidado ...

Descanse tranquilo, tras tanto penar !

 

Y le envidian al triste viajero

Cuando cruza la tierra veloz ...

Ay! no saben que dentro del alma

Existe un vacío de falta el amor!

 

Volverá el peregrino a su patria

Y a sus lares tal vez volverá,

Y hallara por doquier nieve y ruina

Amores perdidos, sepulcros, no mas.

 

 

Ve, Viajero, prosigue tu senda,

Extranjero en tu propio país;

Deja a otros que canten amores,

Los otros que gocen; tu vuelve a partir.

 

Ve, viajero, no vuelvas el rostro,

Que no hay llanto que siga al adiós;

Ve, viajero, y ahoga tu penas;

Que el mundo se burla de ajeno dolor.

 

 

 

Canto De Maria Clara

 

Dulces las horas en la propia patria

Donde es amigo cuanto alumbra el sol,

Vida es la brisa en sus campos vuela,

Grata la muerte y mas tierno el amor !

 

Ardientes besos en los labios juegan,

De una madre en el seno al despertar,

Buscan los brazos a cernir al cuello,

Y los ojos sonrientes al mirar.

 

Dulce es la muerte por la propia patria,

Donde es amigo cuanto alumbra el sol;

¡Muerte es la brisa para quien no tiene

Una patria, una madre y un amor!

 

 

 

A Las Flores De Heidelberg

 

Id a mi patria, id, extranjeras flores,

sembradas del viajero en el camino,

y bajo su azul cielo,

que guarda mis amores,

contad del peregrino

la fe que alienta por su patrio suelo! 

id y decid ... decid que cuando el alba

vuestro cáliz abrió por vez primera

cabe el Neckar helado,

le visteis silencioso a vuestro lado

pensando en su constante primavera.

Decid que cuando el alba,

que roba vuestro aroma,

cantos de amor jugando os susurraba,

el también murmuraba

cantos de amor en su natal idioma;

que cuando el sol la cumbre

del Königsstuhl en la mañana dora

y con su tibia lumbre

anima el valle, el bosque y la espesura,

saluda a ese sol aun en su aurora,

¡al que en su patria en el cenit fulgura!

y contad aquel día 

cuando os cogía al borde del sendero,

entre ruinas del feudal castillo,

orilla al Neckar, o a la selva umbría.

Contad lo que os decía ,

cuando, con gran cuidado

entre las paginas de un libro usado

vuestras flexibles hojas oprimía.

 

¡Llevad, llevad, oh flores!

amor a mis amores

paz a mi país y a su fecunda tierra,

fe a sus hombres, virtud a sus mujeres, 

salud a dulces seres

que el paternal, sagrado hogar encierra ...

 

Cuando al besar la playa,

el beso os imprimo

depositadlo en ala de la brisa,

por que con ella vaya

y bese cuanto adora, amo y estimo.

 

Mas ay llegaréis flores,

conservaréis quizás vuestras colores,

pero lejos del patrio, heroico suelo

a quien debéis la vida:

que aroma es alma, y no abandona el cielo,

cuya luz viera en su nacer, ni olvida.

 

 

 

Me Piden Versos

 

Piden que pulse la lira

Ha tiempo callada y rota:

Si ya no arranco una nota

¡Ni mi musa ya me inspira!

Balbuce fría y delira

Si la tortura mi mente;

Cuando ríe solo miente;

Como miente su lamento:

Y es que en mi triste aislamiento

Mi alma ni goza ni siente.

 

Hubo un tiempo ... ¡y es verdad!

Pero ya aquel tiempo huyo,

En que vate me llamo

La indulgencia a la amistad.

Ahora de aquella edad

El recuerdo apenas resta

Como quedan de una fiesta

Los misteriosos sonidos

Que retienen los oídos

Del bullicio de la orquesta.

 

Soy planta apenas crecida

Arrancada del Oriente,

Donde es perfume el ambiente,

Donde es un sueno la vida:

Patria que jamás se olvida!

Enseñaron me a cantar

Las aves, con su trinar;

Con su rumor, las cascadas;

Y en sus playas dilatadas,

Los murmurios de la mar.

 

Mientras en la infancia mía

Pude a su sol sonreír,

Dentro de mi pecho hervir

Volcán de fuego sentía;

Vate fui, porque quería

Con mis versos, con mi aliento,

Decir al rápido viento:

¡Vuela; su fama pregona!

¡Cántala de zona en zona;

De la tierra al firmamento!

 

¡La dejé! ... mis patrios lares.

¡Árbol despojados y seco!

Ya no repiten el eco

De mis pasados cantares

Yo crucé los vastos mares

Ansiando cambiar de suerte,

Y mi locura no advierte

Que en vez del bien que buscaba,

El mar conmigo surcaba

El espectro de la muerte.

 

Toda mi hermosa ilusión,

Amor, entusiasmo, anhelo,

Allá quedan bajo el cielo

De tan florida región:

No pidáis al corazón

Cantos de amor, que está yerto;

Porque en medio del desierto

Donde discurro sin calma,

Siento que agoniza el alma

Y mi numen está muerto.

 

 

 

Por La Educación

( Recibe Lustre La Patria )

 

La sabia educación, vital aliento

Infunde una virtud encantadora;

Ella eleva la Patria al alto asiento

De la gloria inmortal, deslumbradora,

Y cual de fresca brisa al soplo lento

Reverdece el matiz de flor odcra:

Tal la educación al ser humano

Bienhechora engrandece con larga mano.

 

Por ella sacrifica su existencia

El mortal y el placido reposo;

Por ella nacer vence el arte y la ciencia

Que ciñen al humano lauro hermoso:

Y cual del alto monte en la eminencia

Brota el puro raudal de arroyo undoso;

Así la educación da sin mesura

A la patria do mora paz segura.

 

Do sabia educación trono levanta

Lozana juventud robusta crece

Que subyuga el error con firme planta

Y con nobles ideas se engrandece:

Del vicio la cerviz ella quebranta;

Negro crimen ante ella palidece:

Ella domina bárbaras naciones,

Y de salvajes hace campeones.

 

Y cual el manantial que alimentando

Las plantas, los arbustos de la vega,

Su placido caudal va derramando,

Y con bondadoso afán constante riega

Las riberas do vase deslizando,

Y a la bella natura nada niega:

Tal al que sabia educación procura

Del honor se levanta hasta la lectura.

 

De sus labios las aguas cristalinas

De celica virtud sin cesar brotan,

Y de su fe las próvidas doctrinas

Del mal las fuerzas débiles agotan,

Que se estrellan cual olas blanquecinas

Que las playas inmóviles azotan:

Y aprenden con su ejemplo loas mortales

A trepar por las sendas celestiales.

 

En el pecho de miserias humanas

Ella enciende del bien la viva llama;

Al fiero criminal ata las manos,

Y el consuelo en los pechos fiel derrama.

Que buscan sus beneficios arcanos;

Y en el amor de bien su pecho inflama:

Y es la educación noble y cumplida

El bálsamo seguro de la vida.

 

Y cual peñón que elevase altanero

En medio da las ondas borrascosas

Al bramar del huracán y noto fiero,

Desprecia su furor y olas furiosas,

Que fatigadas del horror primero

Se retiran en calma temerosas;

Tal es el que sabia educación dirige

Las riendas de la patria invicto rige.

 

En záfiros estállense los hechos;

Tribútele la patria mil honores;

Pues de sus hijos en las nobles pechos

Transplanto la virtud lozanas flores;

Y en el amor del bien siempre deshechos

Verán las gobernantes y señores

Al noble pueblo que con fiel ventura

Cristiana educación siempre procura.

 

Y cual de rubio sol de la mañana

Vierten oro los rayos esplendentes,

Y cual la bella aurora de oro y grana

Esparce sus colores refulgentes;

Tal noche instrucción, ofrece ufana

De virtud el placer a los vivientes,

Y ella a nuestra cara patria ilustre

Inmortal esplendor y ilustre.