«Los filipinos no renunciamos ni renunciaremos jamás a la unidad de
fe, de cultura, de idioma y de costumbres con los pueblos hispánicos, porque sería renunciar a nuestro origen... Filipinas se siente orgullosa de llamarse hermana de esos pueblos»
“Por otro lado, y como casi por ironía, la verdadera liberación del individuo filipino igualmente depende de su aprendizaje y uso del mismo idioma español o castellano, siendo este idioma el vehículo de su historia y de su identidad nacional. Triste será el día en que los españoles, y los hispanoamericanos pudientes, dejasen de secundarnos en nuestros esfuerzos por conservar este idioma común en nuestras islas frente al inglés. Tanto españoles, como hispanoamericanos, como filipinos, habremos perdido, en el momento en que desaparezca por completo el idioma español en estas Islas, el orgullo de ser lo que somos, la dignidad de personas, el amor propio, el autorrespeto, la decencia en todo, porque todos, juntos, habremos igualmente admitido que ya no somos lo que debiéramos ser y que estamos sumidos en la mayor desgracia de todos los tiempos: la desunión y la desorganización frente a un común enemigo que nos fuerza su malsonante idioma”
"No es, ciertamente por motivos sentimentales o por deferencia a la gran nación española que dio a medio mundo su religión, su lenguaje y su cultura, que profesamos devoción a este idioma y mostramos firme empeño en conservarlo y propagarlo, sino por egoísmo nacional y por imperativos del patriotismo, porque el español ya es cosa nuestra propia, sangre de nuestra sangre, y carne de nuestra carne, porque así lo quisieron nuestros mártires, héroes y estadistas del pasado, y sin él será trunco el inventario de nuestro patrimonio cultural; porque si bien es verdad que la Revolución y la República de Malolos y la presente República fueron obra del pueblo, también lo es que los que prepararon y encauzaron eran intelectuales que escribieron en castellano sus libros, sus discursos, sus panfletos y sus ensayos, para realizar obra de doctrina y labor de propaganda; porque seria trágico que llegase el día que para leer a Rizal, a del Pilar, a Mabini, a Adriático, a Palma, a Arellano y a Osmeña, los filipinos tuviéramos que hacerlo a través de traducciones bastardas, en fin, porque el español es una tradición patria que si tiene raíces en nuestra historia también las tiene en las entrañas de nuestra alma, y porque el español es el "ábrete, Sésamo" de la cueva encantada que guarda, como tesoros imperecederos, los más altos pensares y los más altos sentires de que ha sido capaz el hombre desde la mañana de la civilización."
Oh, noble Hispania! Este día
es para ti mi canción,
canción que viene de lejos
como eco de antiguo amor,
temblorosa, palpitante
y olorosa a tradición
para abrir sus alas cándidas
bajo el oro de aquel sol
que nos metiste en el alma
con el fuego de tu voz
y a cuya lumbre, montando,
clavileños de ilusión,
mi raza adoró la gloria
del bello idioma español,
que parlan aún los Quijotes
de esta malaya región,
donde quieren nuevos Sanchos,
que parlemos en sajón.
“Qué relación tiene el idioma castellano con estas luchas hoy, no es difícil de determinar. En su aspecto general y unitario, en castellano está escrita nuestra civilización. Seis millones de documentos desde los tiempos de Legazpi duermen en los archivos de nuestro gobierno, en su mayoría inviolados; sesenta mil manuscritos solamente de la época de la revolución filipina se conservan en nuestra Biblioteca Nacional; ciento ochenta mil, en el Buró de Asuntos Insulares en Washington; docenas de miles de libros sobre la vida filipina en tres siglos de ocupación española, están guardados en viejos estantes de nuestras dependencias oficiales; sin contar tanto acervo de infolios desperdigado por el mundo, en Sevilla, en Madrid, en Londres, en México. Todo esto en idioma castellano, antiguo o moderno, según la época en que se escribieron o se imprimieron. Tal riqueza bibliográfica conteniendo el tesoro de una imponente antigüedad, está esperando al los hombres de investigación y estudio, como una inmensa mina en cuyas canteras yacen mil veneros ignorados para la reconstrucción fiel de las gloria y grandezas de una empresa común. El castellano es en Filipinas, un elemento de continuidad, básico, y como tal indispensable.”
“Es realmente aquí donde España depositó todo su amor, todo su afecto y todo su interés por cultivar y propagar su cultura y su lenguaje, que hemos cultivado y preservado no sólo como uno de los más preciosos legados de nuestra historia, Sino también como el secreto de nuestro progreso cultural y social, sobre todo porque fue España quien nos alimentó con su cultura, lengua y religión, para que podamos desarrollarnos como un país civilizado y culto en esta parte del mundo.”
“Fervoroso creyente, por un lado, en la superveniencia del lenguaje español en nuestro país, considerado como una de las bases más firmes de la cultura que nos honra y distingue, y por otro, teniendo en cuenta que nuestra historia nacional está escrita en dicho idioma, y que es el lenguaje en que escribieron nuestros caudillos, los próceres del pensamiento filipino, los héroes y mártires de nuestro glorioso ayer, creo un deber de justicia y de gratitud fomentarlo y conservarlo para la posteridad.”
“Los latinoamericanos creen y sienten que los filipinos formamos parte de esa gran familia, los hijos de España. Así, aunque España dejó de gobernar esos países hace muchos años y aunque otra nación es soberana en Filipinas, esos pueblos latinoamericanos se sienten hermanos del pueblo filipino. Es el idioma español el que todavía nos une a esos pueblos, y el idioma español nos unirá a esas personas eternamente si tenemos la sabiduría y el patriotismo de preservarlo.”
"La generosidad y la nobleza son innatas bajo el cielo de la España; todos vosotros sois de ello patentes pruebas ... Sentados a participar de nuestro ágape y honrando a los hijos ilustres de Filipinas, honráis también a la España; porque lo sabéis muy bien, los límites de la España no son ni el Atlántico, ni el Cantábrico, ni el Mediterráneo— mengua sería que el agua opusiese un dique a su grandeza, a su pensamiento. España esta allí, allí donde deja sentir su influencia bienhechora, y aunque desapareciese su bandera, quedaría su recuerdo, eterno, imperecedero."
“Barrunto que Filipinas ha de seguir siendo colonia de Estados Unidos porque la campaña de forzar el idioma inglés sobre nuestros niños es implacable y conduce a la desfilipinización de nuestras futuras generaciones. Y más aun cuando pierden el conocimiento necesario del idioma español, la oficial con la tagala, de nuestra Primera República.”
“Filipinas no sería Filipinas sin España. Sería tal vez indonesia; sería malaya; sería incluso china o japonesa pero si Filipinas es Filipinas, es por la presencia española. Incluso el filipino que no conozca historia ni una palabra del español; no puede desprenderse; desligarse de esta filiación histórica; no puede borrar las consecuencias de tres siglos y medio; no puede ser filipino sin ser en parte español; español es sus costumbres, sus celos, su orgullo”
“¡No quiero que el español muera en Filipinas!”